Un páncreas artificial funcionó bien en un ensayo realizado en casa de los pacientes

Un páncreas artificial funcionó bien en un ensayo realizado en casa de los pacientes

El ensayo más reciente de un sistema de páncreas artificial ofrece una buena noticia a las personas que sufren de diabetes tipo 1: el sistema redujo el nivel de azúcar en sangre sin aumentar el riesgo de llegar un nivel peligrosamente bajo (hipoglucemia), señala un estudio británico reciente.

La evaluación, realizada en casa por adultos y niños, probó que el sistema es mejor que el estándar actual para gestionar la diabetes, encontraron los investigadores.

«Este ensayo de mayor tamaño y en el mundo real muestra que esta terapia potencialmente transformadora funciona para todos. Se puede usar en la vida real. Y es seguro. Lo principal es que es seguro»,

comentó Aaron Kowalski, vicepresidente de investigación de la JDRF (que antes se conocía como la Juvenile Diabetes Research Foundation). Kowalski no participó de forma directa en la investigación. Pero la JDRF proveyó fondos para el sistema, y para otros sistemas de páncreas artificiales que se están desarrollando.

Un páncreas artificial combina la tecnología existente para la gestión de la diabetes (las bombas de insulina y los monitores continuos de glucosa), con un sofisticado algoritmo computarizado que le indica a estos dispositivos lo que se debe hacer cuando los niveles de glucemia aumentan o se reducen.

Algunos sistemas de páncreas artificial solo administran insulina, y otros pueden administrar tanto insulina como otra hormona llamada glucagón. El sistema de páncreas artificial usado en el ensayo actual solo libera insulina.

El sistema calcula y administra las dosis de insulina según los niveles de glucosa detectados por un sensor que monitoriza la glucosa de manera continua, según la información de respaldo del estudio.

Pero no es del todo automático, aunque otros sistemas que se están desarrollando sí lo son. Las personas con diabetes tipo 1 siguen teniendo que calcular la cantidad de carbohidratos que contienen los alimentos que comen. Y deben ingresar esa información en el programa de software, según el autor principal del estudio, el Dr. Roman Hovorka, director de investigación de los Laboratorios de Investigación Metabólica de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido.

Un páncreas artificial efectivo tiene el potencial de mejorar en gran medida las vidas de las personas que sufren de diabetes tipo 1, una enfermedad autoinmune en que el sistema inmunitario del cuerpo ataca y destruye por error a las células beta del páncreas, que producen la insulina.

La insulina es una hormona que ayuda a que el azúcar (glucosa) de la comida llegue a las células y al cerebro, donde es utilizado como combustible. Las personas con diabetes tipo 1 deben reemplazar la insulina a través de inyecciones, o mediante un minúsculo catéter unido a una bomba de insulina. Pero determinar la cantidad exacta de insulina a administrar no es una tarea fácil. El exceso o la falta de insulina pueden tener consecuencias peligrosas, incluso letales.

La esperanza es que, en algún momento, un páncreas artificial pueda imitar con bastante precisión la manera en la que un páncreas humano libera insulina en respuesta a los alimentos o al estrés.

«Estos sistemas siempre están un paso por delante de los usuarios. Reducen el esfuerzo que la diabetes conlleva. Se reciben menos alarmas y notificaciones de los dispositivos de que uno lo está haciendo mal, porque es el sistema el que lo hace»,

dijo Kowalski.

El estudio actual incluyó a 58 personas que sufrían de diabetes tipo 1. Hubo 33 adultos que usaron el sistema día y noche, y 25 niños que usaron el sistema solo de noche, según el estudio.

Todos los participantes usaron el dispositivo en casa durante doce semanas, según el estudio. Y en otro periodo de doce semanas usaron el mismo monitor continuo de glucosa y la misma bomba de insulina para gestionar la diabetes, pero sin que el programa de páncreas artificial orientara sus decisiones con respecto a la gestión. Esto se consideró como la terapia de «control», y esa terapia se califica actualmente como la «atención de mejor clase», según Kowalski.

Hovorka dijo que

«mostramos que el páncreas artificial tiene beneficios sustanciales cuando se utiliza durante un periodo de tres meses, y su integración en las vidas cotidianas normales de las personas que sufren de diabetes tipo 1 y sus familias».

Y añadió que

«observamos un mejor control de la glucosa, una reducción en la media de glucosa y un periodo más largo en que la glucosa se hallaba en el rango objetivo, además de menos problemas de hipoglucemia, cuando se comparó con el mejor tratamiento con bomba de insulina equipada con sensor actualmente disponible».

Los hallazgos del estudio se presentaron el jueves en la reunión anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (European Association for the Study of Diabetes, EASD), en Estocolmo, y se publicaron en la edición del 17 de septiembre de la revista New England Journal of Medicine para coincidir con la presentación.

Hovorka dijo que su grupo de investigación planifica actualmente realizar pruebas de su sistema de páncreas artificial en un ensayo más largo, de hasta un año, en Reino Unido y Estados Unidos. También planifican un ensayo con personas recién diagnosticadas de diabetes tipo 1.

Y dijo que trabajarán para intentar integrar los dispositivos y minimizar el tamaño y el peso del producto final.

«Este estudio es un trampolín para hacer que el sistema tenga una disponibilidad más amplia»,

aseguró Hovorka.

El sistema de páncreas artificial de Hovorka es solo uno de varios que se están desarrollando. Algunos están siendo desarrollados por investigadores académicos, como Hovorka, mientras que otros están siendo diseñados por compañías dedicadas a la atención de la diabetes.

El primer sistema parecido a un páncreas artificial se aprobó en 2013. Desactiva la liberación de insulina cuando los niveles de azúcar en sangre están descendiendo con demasiada rapidez. Kowalski dijo que es posible que en los próximos dos o tres años haya un sistema de páncreas artificial más automatizado en el mercado de Estados Unidos.

Aunque no hay información definitiva disponible sobre el posible costo de tal sistema, Kowalski dijo que es probable que sea similar al costo actual de una bomba de glucosa equipada con un sensor de monitorización continua. Y «dado un precio similar y unos resultados mejores», Kowalski comentó que siente un optimismo cauto de que los sistemas de páncreas artificial serán cubiertos, al menos en parte, por las compañías de seguros médicos.

 

  • Autor original: HealthDay News
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